Yo no la conocí, pero coincidí con ella durante muchos años en grupos de adopción; la leía en redes sociales; comentaba en este blog; teníamos amigas en común. Fue una de ellas, C., quien me alertó anoche; también es C. quién ha escrito esta despedida que me ha dado permiso para compartir aquí:
Hace dieciséis años y desde las provincias olvidadas las que queríamos ser madres solteras no teníamos mucha ayuda, no conocíamos a muchas como nosotras.
¿¿Tiempos oscuros?? … no tanto.
Nos encendíamos velas en formato mail acompañándonos en la aventura.
Planeando viajes de encuentro.
Compartiendo momentos.
No teníamos asociaciones, no teníamos Facebook …pero si teníamos un sentimiento compartido, un corazón amigo.
Hoy he hablado con mucha gente que hacía mil que no hablaba.
Hoy quería sonreír porque he escuchado voces que compartieron conmigo los días más felices de mi vida, momentos en los que estaba tu risa siempre, fijados a ellos como una banda sonora.
Pero hoy no hay nada por lo que sonreír.
Ni desde luego nada que celebrar.
¿¿¿Y que sacas de cosas de mierda, de cosas sin sentido, de la pérdida y del drama, horrible y desesperado???…
¡Que estuviste! ¡Que 16 años después sentimos el dolor de la pérdida de alguien muy importante en nuestra vida! Que en las llamadas llenas de tristeza, sigues conservando nuestro amor y la amistad profunda a pesar de la distancia y los vaivenes de esta vida a veces tan inesperada
Querida; Compartimos los 20 días más intensos de nuestra vida y para mi seguirás teniendo el nombre con el que te bautizo el hijo y heredero cuando se lo dijiste en ese agosto del 2008.
Caramel.
Tu nombre siempre nos seguirá sabiendo a chuche.
Vuela alto compañera